jueves, 10 de junio de 2010

Aprendiendo a AMAR


Hoy volví a mi verso favorito: "Te pido que les enseñes a amar de verdad. Sólo los que tienen la conciencia tranquila, y confían sinceramente en Dios, pueden amar así." (1 Timoteo 1.5 TLA) y urgando sobre estas líneas me pongo a pensar: ¿será que uno puede amar de verdad, sin tener una conciencia tranquila? No. Entonces, ¿qué significa tener una conciencia tranquila?


El amor expresado en la Biblia es una acción que lleva a buscar el bienestar de quien dices amar, no sólo expresándolo con palabras sino con hechos. Hechos que van desde hacer algo por alguien (cosas positivas), hasta dejar de hacer algo por alguien (cosas negativas). De allí que tener una conciencia tranquila te ayude a expresarlo sinceramente.


Pero qué pasa cuando tu conciencia no está tranquila. Qué pasa cuando lo que piensas de otros, o de ti mismo, no es saludable. Podríamos hablar de los celos, la envidia, el rencor, los recuerdos dolorosos, el engaño, la autocompasión o auto culpa, y un largo etcétera que no nos deja vivir con la conciencia tranquila, por tanto, cómo poder amar de verdad teniendo esos pensamientos en nuestro interior. Ahora entiendo lo dificil que es para alguien que ha sido engañado, volver a confiar; pues su conciencia no está tranquila. Sus propios pensamientos lo perturban y lo alejan de la confianza.


Mi estimado lector o lectora: ¿cómo está tu conciencia? ¿confías plenamente en lo que haces o en lo que otros hacen por ti? Si nuestra conciencia no se tranquiliza y se purifica, nunca podremos entender y expresar el verdadero amor. Pues éste nace de una conciencia tranquila, un corazón limpio y una fe sincera. Nos queda más que aprender a tranquilizar nuestras conciencias de todo pensamiento perturbador y pedir a Dios que los purifique (Hebr. 9.14) sólo así aprenderemos a amar de verdad, con conciencia tranquila y confiando plenamente en Dios.


Con cariño y afecto,
César y Liliana Bazalar